22/12/08

Hoy sin ti

Prepararé mi equipaje,
ya no tenemos más que hablar,
siempre me tachas de cobarde
y te aprovechas al saber mi falta de valor.
Tú, mi calor, te has vuelto hielo
y el frío me hace despertar.
Por un amor ya nadie muere,
llegó el momento de partir
para recuperar el tiempo hoy.
Hoy, sin ti,
me queman los recuerdos
y el amor, sin ti,
parece estar muriendo solo en mi desierto.
Desnudas las paredes, solo queda soledad.
Fui la verdad de tus mentiras
con tal de nunca discutir,
solo la idea de perderte me hacía ser esclavo fiel
para sobrevivir, viviendo hoy.
Hoy sin ti,
me queman los recuerdos
y el amor, sin ti,
parece estar muriendo solo en mi desierto.
Desnudas las paredes, solo queda soledad viviendo hoy,
sin ti, la sombra del silencio se burló de mí
y quiere oscurecerlo todo porque te quiero...
y tengo que ser fuerte cuando vuelvas a llamar.
Hoy sin ti,
me queman los recuerdos
y el amor, sin ti,
parece estar muriendo solo en mi desierto...

10 comentarios:

el escríba dijo...

sin mas dilataciones, Feliz Navidad!!

María dijo...

Y, sin embargo, love is never enough.

María dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Zoográfico dijo...

María, si yo creyera que el amor nunca es suficiente me hubiera tirado por la ventana hace un par de años, jaja.

Invítame a tu blog para poder leerlo, ¿ok?

A cuidarseee!

María dijo...

Más bien uno se termina tirando por la ventana cuando cree que el amor es suficiente y resulta, ¡oh, fatalidad!, que se acaba.

El blog no lo uso, nació para un asunto de trabajo que terminó. No era nada lírico, no pierdes nada.

Ciertamente, todo se acaba.

Zoográfico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Zoográfico dijo...

Entonces, María, mantengamos la posición más adulta, la menos soñadora, aquella en la que maduramos y vemos que la vida es una condena solitaria en la que solo existen los intereses de cada cual y nada más allá de eso mientras arrastramos nuestros pies hasta una tumba, porque al menos la muerte es fiel y vendrá sin duda a por todos nosotros, seres insignificantes.

No sé exactamente por qué experiencia has pasado y supongo que te estaría insultando si te dijera que me la imagino, pero cada uno hemos vivido lo nuestro y hemos tomado una de las dos opciones: o tiras la toalla o sigues creyendo. Yo pensaba como tú, por supuesto que lo veía así, es la única forma de evitar un sufrimiento más allá de lo superficial... hasta que me di cuenta de que, por ese camino, nunca llegaría a experimentar una felicidad más allá de lo superficial.

Merece la pena ser optimista, el dolor va siempre dentro del trato, es propio de la vida: sufro, luego existo. La cosa no es intentar sufrir lo mínimo sino intentar disfrutar lo máximo. Llámame raro, pero yo he disfrutado bastante más conociendo de verdad a una mujer que metiéndome una sola noche en la cama de una sin entablar apenas contacto después de aquello. Prefiero arriesgar y si acabo apaleado y con ganas de pegarme un tiro, pues vale, hay que ser bastante ingenuo para que el dolor te coja por sorpresa, es algo con lo que se cuenta y que se espera, es una posibilidad más.

Aaaaah mira la parrafada que me has hecho escribir!!! Grrrr!!! jaja

No seas tan pesimista!

María dijo...

No no, si lo que digo no es pesimista sino lo contrario.
La fatalidad nos atrapa, no podemos siquiera plantarle cara porque no depende de lo que hagamos.
Luego habrá que buscar la felicidad como dices, pero sin someterla a fenómenos meteorológicos (el Amor lo es) sino a lo que sí podamos controlar. Por ejemplo la voluntad.
Pero es sólo un ejemplo.

Zoográfico dijo...

María, no te ofendas, pero huyo de las mujeres que piensan así. Supongo que no te referías exactamente a lo que voy a decir ahora mismo, lo extraigo como consecuencia lógica: tú lo que quieres es tener a un hombre al que puedas controlar.

Pero eso importa poco, vayamos al meollo, a eso de controlar. Tú no controlas absolutamente nada en tu vida, ni siquiera cuando ésta empieza y acaba. Puedes hablarme de un millón de cosas que crees que controlas, pero el día de mañana se muere un familiar o te atropellan o lo que sea y todo cambia. Necesitamos creer en esa ilusión de control, es mejor que la verdad: la vida son circunstancias que rodean a cada uno y que cambian cada dos por tres y tú vas a remolque, intentando adaptarte a ellas. La mayoría de las cosas que podemos controlar son vanalidades y, claro está, el amor no lo es.

Sin embargo, existen relaciones ''controlables'', muy modernas, en las que se minimizan los riesgos para que nadie salga mal parado. A mí ese tipo de relaciones me parecen una aberración propia del Código Civil. Acuerdos de voluntades en los que nadie arriesga demasiado, todo es estéril, son como el amor pero sin lo bueno, son superficiales y son peor que la soleadad, que por cierto, no tiene nada de malo y es disfrutable para todo el mundo excepto los cabezahuecas que no pueda estar a solas con sus pensamientos en silencio porque no tienen nada interesante que decirse y por eso siempre ponen música o la radio todo el rato.

Lo mejor del amor es que es incontrolable. Llámame masoquista, pero eso es algo que me hace sentirme vivo de verdad en los momentos buenos y en los malos. Además, ¿para qué queremos controlarlo? ¿Para qué quieres tú controlar nada? No hablo de dejarnos llevar, no hablo de vivir, hablo de sentirse vivo.

Y los buenos momentos justifican perfectamente a todos los malos, aunque en momentos de bajón nos de por arrepentirnos.

María dijo...

Si tuviese un blog te lo explicaría con más detalle.
Pero éste es tuyo.

Beso!