1/10/09

Ya sabes lo que ocurre cada vez que estamos los dos en el mismo lugar

Un par de camisetas, un jersey que no podía ponerme desde hacía más de 5 años, unos pantalones por si la locura se apodera de los que llevo puestos y poco dinero para dos semanas. No puede salir bien. Esta semana de paseos de más de 10 kms, recomponiendo parejas rotas y rehabilitando a drogadictos de forma impecable, venciendo al insomnio con puro cansancio y aún así poder salir por ahí (esto está lleno de sevillanas brutales) pasando días sin probar bocado le han hecho algo a mi carácter, pero damos el entrenamiento por terminado. Albión, justo en frente. Teniendo nada en el espíritu. Estoy vacío, seco, abandonado por aquello que me dijeron que haría de mi éxito algo inevitable. Fuisteis palabras disfrazadas y hoy aprecio aún más a los que guardaron silencio, es ya demasiado tarde para enumerar a todas las caras que escondieron su opinión y a las que envidiaron a aquel que confundieron conmigo. Yo soy nada ¿y no es esa la mejor posición? Ser nada es temporal, es justo lo que soy antes de un viaje. No tengo una sola idea a la que agarrarme, me siento como si llevara siglos sin ver un clavo ardiendo y no me siento tristemente vacío, me siento como el vaso que ve la jarra aproximándose y sabe que en pocos segundos estará cumpliendo su función en la vida. Soy el recipiente donde se vierte un porvenir que será siempre de mi estilo y a mí me gusta mi estilo, le tengo cariño. ¿Y cómo pasaré de esta nada a ese todo? Adiós, Sevilla enferma, con tus lluvias anecdóticas y tus miradas intensas. Adiós, facultades colindantes, con vuestro ajetreo ciego de marabuntas de autómatas. Adiós bares y cafeterías, con vuestra ración de timo manifiesto y aclamado. Adiós, piso gigantesco, con tu gente siempre entrando y saliendo y gritando enloquecida y pegando guitarrazos a todo volumen y comentando con malicia los sentimientos más íntimos mientras las casandras lunáticas se vuelven histéricas. Adiós, sevillanos, capaces de convertir el día en una oda a todo lo que merece ser olvidado. Adiós a mí mismo, perdido con los ojos demasiado abiertos, harto de vivir según la edad, dándome cuenta de lo mal que lo he hecho empezando por las esquinas a la hora de buscar a mi viuda. Agradezco que pasaran todos y cada uno de los momentos que han pasado, han sido necesarios. Empieza Octubre, mi mes favorito.

No hay comentarios: