5/11/09

El mundo al revés

Estoy deseando volver a Cáceres y no lo hago por culpa de la puta lluvia. Pues sí, la situación ha dado un vuelco desde que encontré, entre otras cosas, el mejor parque en el que he estado nunca (y he estado en muchos, suelo buscarlos porque son lo que más me gusta de una ciudad). Es cierto que, en lo que va de año, he pasado más tiempo en Sevilla o en Londres que en Cáceres, voy a cambiar eso. Ayer no fui porque por lo visto llovía y ver mi parque en la lluvia, sin poder tirarme en la hierba a dormir un par de horas, es como cuando ves que violan a tu novia: ya la cosa no vuelve a ser igual, se ha roto la magia. Hoy también ha llovido, así que tampoco he ido y mañana también lloverá, a ver si hay suerte el lunes o el martes.


He conocido a gente en mi vida que ha fingido, ha aparentado o ha puesto a ciertos gustos disfraces de pasiones solo para captar mi atención y yo, que prefiero que tengan clarito que soy como soy y al que no le guste que se largue (y así se largan desde el primer momento en lugar de tenerme haciendo el gilipollas), doy exactamente lo mismo desde el principio hasta el final. Nadie nunca podrá acusarme de lo contrario, de hecho, creo que lo hago para que las nuevas personas se vayan por donde han venido y me dejen en paz, hay que ser bastante especial como persona para quedarse. Para permitir que se queden les hago, inconscientemente, pruebas: estas pruebas desenmascaran a quienes decían ser otra persona, a quienes mintieron sobre sus virtudes y defectos, a quienes no fueron honestos consigo mismos ni conmigo; las pruebas solo sirven para saber si dicen la verdad sobre sí mismos. Si eres quien decías ser desde el principio ni te darás cuenta de que las pruebas están ahí, las pasarás sin saber que lo estás haciendo; si no lo eres, te verás forzado hasta los extremos, pero esos extremos solo existen en ti, porque la prueba está diseñada a medida de cómo me has dicho que eres, de modo que si no te apasiona tanto un tema o un momento o yo, sentirás que llegas a unos límites insoportables que no estarían ahí si de verdad aquello te apasionara tanto como decías. No es, en absoluto, algo que pueda causar fatiga. Todas las personas que fueron sinceras no sintieron absolutamente ningún momento de presión, no estuvieron ni siquiera incómodos, no notaron nada, simplemente fueron ellos mismos. Pasaron esas pruebas y, quien las pasa, consigue algo que existe porque es mi voluntad que exista (o lo que es lo mismo: este tipo de cosas existen porque alguien cree en ellas, de lo contrario no existirían y yo creo en ello): mi eternidad. Quizá haya a quien le parezca poco, a mí no. Consiste en algo sencillo: cuando entras en esta especie de círculo no hay forma de que salgas, puedes hacerme de todo que te perdonaré y te tenderé la mano porque sé quién eres, sé que lo que llevas dentro no es malo y que tendrías tus razones para hacerlo. Cuando la conexión se vuelve así de profunda, no hay forma en mí de deshacerla. Lo malo es que, así, descubro a aquellos que no eran al principio como se fueron mostrando después y digo que es malo porque me hace sentir mucha pena, de haber sabido en un primer momento cómo eran muchas personas que han sido bastante importantes para mí, les habría dicho que se fueran directamente.

Escribo este blog para que los que dicen que me conocen puedan decir que me conocen. Me explico: cuento cosas más profundas que en cualquier conversación normal (bueno, nunca he tenido una conversación normal con nadie en mi vida, jaja) para dar más piezas del puzzle. Si este blog les ha ayudado a descubrir historias o aspectos de mi vida que ellos desconocían y han hecho que su visión o su idea de mí sea más tridimensional, misión cumplida. De todas formas, seguiremos trabajando.

2 comentarios:

Sugar Free dijo...

Me gusta leer las cosas que escribes y saber, que en el fondo, soy uno de los pocos que con solo unos trazos ven el cuadro que pintas en cada párrafo. Al fin y al cabo, lo importante no es como dices las cosas, sino que alguien acabe escuchándolo.

Zoográfico dijo...

Por eso suelo estar agradecido, sí señor.