10/11/09

Sefarad

Yo, de entre todos, soy el indigno; el que vive perdido en el pasado, el que sigue rezando para que llegue el Día del Perdón. Mi hogar no lo conozco, quizá siga existiendo o quizá nunca lo hizo… quizá fue borrado junto con mi verdadero nombre y toda tradición sea un espejismo aprendido o quizá yo vengo de ninguna parte, pero sueño… sueño con esa casa en medio de una calle en medio de una tormenta distinta. Una casa de la que solo oí hablar, un hogar en otra memoria. Aprieto su llave en mi puño más y más mientras pasan los años, pero uno no puede volver a donde nunca ha estado y yo y mi sueño somos, como quien dice, un par de recién llegados, forzados a encajar. No conozco más amor que el amor a mi patria; aquella que miró dentro de mí antes de nacer y me abandonó para luego perseguirme, condenándome a huir. Mi tierra y yo somos el camino roto, dos enamorados de destino amargo; yo sigo hablando su lengua donde nadie la entiende porque está en la sangre y en la sangre está para morir conmigo. Yo, de entre todos, soy el desterrado, el despierto en la noche, el huérfano que se cuenta anécdotas de su madre mientras llora sobre su tumba.

No hay comentarios: