23/12/07

Ayer y Hoy

Añoro los años 60. ''Cuéntame'' y demás hediondeces aparte, los 60 representaron cambio y esperanza. No hablo solo de España en concreto, la situación del mundo permitía soñar con un futuro que poco tenía que ver con estos días que vivimos. En el pasado, el pueblo americano era capaz de frenar al gobierno americano, era posible parar una bomba con una pancarta. A día de hoy, los hijos de puta de siempre han convertido las manifestaciones en un arma política, un circo que solo tiene como consecuencia las estadísticas de asistencia y que han dejado de importar a la gente, que vuelve a cruzarse de brazos porque ellos, al fin y al cabo, no viven en Irak o en Afganistán. Hoy te duele menos que mueran docenas de personas por estar afiliado al partido contrario del que la convoca y eso me parece la soplapollez más grande a la que podía llegar el ser humano. Los políticos han dejado de ser defensores de sus ideales para ser atacantes de los de los demás, una especie de fascismo políticamente correcto en el que todos tiran piedras y mienten como enfermos. No estoy mirando a ningún partido en concreto, entrar en el rol de afiliarse políticamente hoy día es lo mismo que declarar una guerra de desgaste a los que hayan pasado a ser tus enemigos, malmetiendo sin una verdadera razón. Hay dos Españas, dos Españas imbéciles.

Uno no se hace del PSOE porque le gusten los ideales del partido, sino porque no le gustan los del PP, se apuntan por eliminación, a falta de pan... Creo que la política estaría pasada de moda si no ocupara el lugar que ocupa, me refiero a que, si en lugar de políticos fueran carniceros y estuvieran desempeñando así su papel, seríamos todos vegetarianos. Los políticos son ''gente preparada'' a la que elegimos para tomar las decisiones importantes porque somos demasiado vagos como para tomarlas nosotros, ya tenemos cada uno bastante con lo que tenemos y no tenemos otro sistema. Es cierto, no sé si existe algo alternativo a la política, mientras haya hombres, habrá guerras, pero cada día se respira más y mejor el aroma a Roma decadente y, lo que más curioso me parece es que, mientras los políticos siguen ganándose a pulso su mala imagen, la sociedad se va separando de ellos, como si fuéramos dos caminos, algún día, completamente opuestos.

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