21/9/09

Un cambio de temperatura

Ella no ha leído nada que yo haya escrito, de hecho no sabe que escribo. Nunca me ha visto escribir ni me ha oído cantar ni tocar ni nada y aún así, cuando me ve, viene corriendo hacia mí con una sonrisa contagiosa. Está loca y su sentido del humor es genial, muy excéntrico y nervioso. Es extremadamente introvertida aunque es muy simpática, es enclenque y un poco bajita, tiene unas gafas finas que le dan un aire intelectual muy sensual, es despistada y muy selectiva a la hora de hablar con los demás, es difícil caerle bien y es muy tímida, muy callada. Estar cerca de ella me cambia la voz, nunca me había oído ese tono y puede estar hablándome un profesor, un amigo, mi padre o mi hermana, que estoy tan embelesado mirándola que no hago caso a nada y voy a donde se encuentre ella. Cuando entra en el lugar donde estoy mi percepción sobre el lugar y sobre la situación cambian, es como si fuera pintando con su color todos los sitios por donde pasa y cuando se va todo se vuelve triste y gris. Verla es tirarme todo ese día volando feliz, pensando que todo ha merecido la pena aunque me hayan pasado las mil putadas y el día que no la veo cuando creía que la vería me siento especialmente jodido. Ella me escucha, es de las dos o tres personas en este mundo que saben cuando tomarme en serio y cuando tomarme a broma. Tiene en cuenta mis opiniones, es muy sincera, sobretodo en este aspecto y le importa tres narices lo que dicen y hacen los demás, ella es ella y ya está. Es interesante y muy observadora... podría seguir y seguir y seguir todo el día.


Esta chica es puro Londres, es la verdadera dueña de la ciudad. Un espíritu libre.

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