7/12/06

Tarantino y la perfecta imperfección

Hay quien dice que hay un camino que lleva a la perfección, pero para mí es un camino que desemboca en otro. La perfección es otro camino, irónicamente, el más imperfecto de todos. Si lo viéramos como una carretera, seria la peor asfaltada en un día de lluvia torrencial... hasta Alonso o Sainz darían la impresión de ser bebés al volante. ¿El cuerpo? Un cuatro latas.

Esa es la senda por la que han ido los pocos sabios que de este mundo han sido, que diría Góngora. Pero, muy de vez en cuando, en el arte o en la propia filosofía, aparece alguien con un don extraño, una especie de sexto sentido que le ayuda a la hora de idear. Ve su facultad como algo innato, sencillo, siendo capaz de imitar miméticamente a sus predecesores e innovar causando un impacto tan grande que será recordado mucho después de muerto. Todos sabemos confeccionar más o menos la lista, ¿no? Que si Mozart, que si Miguel Ángel...

Metámonos en el mundo del cine. En él encontramos a varios, de estos genios. Hoy toca Tarantino. Si alguien quiere saber algo sobre Quentin Tarantino que se meta en páginas como ''Un fan de Lee Marvin'', ''Tarantinospain'' o ''La turbopágina de Tarantino'', ahí encontraréis información detallada pasada, presente y futura de este grande, así como enlaces a otras páginas (incluso en inglés, yes sir!)... todo muy completo y recomendado por el abajo firmante.

El tema que ocupa este larguísimo post es Tarantino y ese camino de perfección del que tan fácil es salirse (a veces, sin darse cuenta). Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown, perfectas: presentación del genio, consagración a nivel mundial y obra de madurez absoluta (tanto es así Jackie Brown que para comprenderla en su plenitud has de ser un cinéfilo de la talla del propio QT, más o menos). Kill Bill representa su devoción por una serie de géneros que (por lo visto) por separado no le daban para una peli, pero juntos le dieron para hacer dos. en Kill Bill no se pierde un ápice de maestría, ni de genialidad... también son perfectas.
Pero ahora entra en juego un elemento que sólo había influido anecdóticamente en la vida y obra de Quentin Tarantino, que no es perfecto (aunque sí es bueno) y que, según pasan los años, va haciendo desaparecer la concepción dogmática cinéfaga de QT (¿no os habéis dado cuenta?) por una imagen pública mezcla entre showman y estrella de rock (si bien se atisbaba antes, ahora es lo único que queda). Este elemento dañino es su ''hermano'' Robert Rodríguez.

Continuará...

2 comentarios:

Zoográfico dijo...

PD: sé que aquella no es una frase de Góngora. La verdad, podía haber puesto que la decía ''El Guirnalda'' perfectamente. De esas coñas os vais a encontrar unas cuantas por aquí pero, para los puritanos, el inciso está hecho: Fray Luis.

Anónimo dijo...

Es tarde. He comenzado a disfrutar de este post, pero he decidido reservármelo para mañana.

Necesito estar lúcido para leer esto, así qué:

Buenas noches ("a todos...seáis, lo que seáis").