12/2/07

Palabras

Dañan cuando no se dicen con el corazón y se quedan bochornosamente cortas a la hora de intentar expresar los sentimientos que hacen de la vida una cabalgata de agridulces vaivenes. Todo eso es cierto, pero las palabras tienen connotaciones. Se las da el tiempo, la vida, la gente... a nosotros, los jóvenes, los que tenemos veintitantos, nos dan miedo ciertas palabras. ¿Hipoteca? ¿Trabajo? ¿Universidad? Son dardos que te hacen respirar entrecortado, pero la peor de todas es... Compromiso. Y eufemismos como ''relación formal'' o ''relación estable'' nos hacen gritar más alto, porque todo eso es de otro tiempo, ahora resulta anacrónico, chirría cuando intentan encuadrarnos en esos aspectos... son de otro mundo y de otra sociedad.
La iglesia, para sorpresa, sobresalto y escalofrío de todos, sigue funcionando en eso de casar a gente. Las bodas por lo civil son tan sosas y tristes como innecesarias. Todas estas costumbres, estas tradiciones que para lo único que sirven es para cortarle las alas al personal, para coartar nuestra libertad, se han visto deshechadas y suprimidas de la vida y sociedad actuales. Y brindo por ello, porque estoy a favor de matar tradiciones y de acabar con lo innecesario, pero me preocupa el motivo. Los jóvenes somos inseguros, por eso no estamos dispuestos al compromiso. Esa es la cruda realidad, disfrazada de progresismo y vanguardia revolucionaria que caracteriza a los que se las dan de ''abiertos mentales''. Nos vamos a vivir con la persona que amamos, pero no porque veamos innecesarias uniones estúpidas con familiares que nos hacen pasar momentos embarazosos y pagar una pasta gansa para tonterías sin sentido, sino porque, como diría Ringo Starr, ''tomorrow never knows''... una lástima. No nos comprometemos porque hoy queremos a tal persona, pero quizá mañana la cosa se enfríe, los problemas crezcan y el pájaro necesite volar, que para eso es libre. Pues yo, sinceramente, no creo en nada de esto, por eso dedico este post a aquella persona tan especial que te hace ver la eternidad como un ratin-king.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, parece mentira que con los tiempos que corren todavía la gente se case por la iglesia, siga esa tradición a rajatabla. No es raro oir eso "nos hemos casado por la iglesia por los padres de ella, de él...". En ese aspecto el departamento de marketing del señor Ragginger o como se escriba, sigue funcionando de puta madre. Hoy en día es una locura casarse sin convivir, y sinceramente, aunque cuesta mucho decirlo, pero más aceptarlo, no es raro pensar que no se va a estar con la misma persona para toda la vida. Un saludo.

Anónimo dijo...

Hola Zoográfico...en fin...llámame torpe, pero no me ha quedado claro qué es lo que no tienes claro. No sé si es lo de los bodorrios, o lo de la pasta,o lo del compromiso, o lo de inmaduros. Ahhh...espera, se me ha encendido la bombilla...son los "motivos", esa es la palabra clave "motivos" (sí...¿no?).De todas formas, la persona especial a quién le has dedicado el post y tus feflexiones, seguro que lo ha entendido a la primera.
Besos

Anónimo dijo...

uy que graciosa...

Anónimo dijo...

Que excelente escrito, bastante interesante tu perspectiva, tal vez nunca capturada en "palabras", pero impresionante, muy buen análisis...