26/8/09

Karaoke para corazones rotos

No me había dado cuenta hasta anoche. Antecedentes: mis amigos y yo adoramos los bares con karaoke, hacemos lo mismo que en los bares normales y además... iba a decir cantamos, pero llamar cantar a eso que hacemos no es legal. Nos hemos hecho un nombre en el de Sinforiano: siempre que vamos cantamos Pretty Woman y la versión de Help cristiana ''Santo santo, santo santo, santo es el Señoooor'' reconvertida en: ''Franco Franco, Franco Franco, Franco es el Señooor, llenos están el Cielo y Tierra de tu amor. Bendito el que viene en el nombre, el que viene en el nombre del Señooor del Señor''. Aún no nos han dado de hostias, maldita ciudad de vagos. Hay otro bar con Karaoke justo al lado de mi casa, pero en este los cantantes no son tan jóvenes como en Sinforiano. De todas formas, tanto en un lado como en otro, todas las canciones que se eligen van de corazones rotos, de tristeza. Anoche, de un libreto extenso en el que no todas son mortuorias baladas dedicadas a lo que antes no era tu almohada, los cantantes eligieron (solo recuerdo las más pintorescas, pero todas iban por estos tiros. La selección desprende un gusto por lo retro que identifica bastante bien a los que cantaban): Fuera de mí, Sin ti no soy nada, Resistiré, La Bien Pagá, Dígale y demás perlas que me estallaron en la cara, nunca había prestado atención a las letras y la mayoría son increíblemente depresivas, asesinas. Se atemperó la cosa cuando entramos, pedimos Entre dos tierras (la letra encajaba con las del resto), Sultans of Swing y acabamos todos flipados tirados por los suelos alrededor de gente demasiado rota como para aplaudir un espéctaculo de rock, demasiado madura como para hacer otra cosa que no fuera mirarnos con los ojos como platos. Y por si te lo estás preguntando, el sentido del ridículo lo perdí cuando me casé contigo, Jack, contigo y con todos!!!
Pero aquella gente seguía en su nube post-alcohólica y los corazones rotos siguieron cantando mientras cogía el libreto de canciones pensando: ''ok, ok, con que les gusta venir a mi barrio a lloriquear, ¿eh? Pues este rebaño no conoce a su pastor'', así que me dispuse a darles lo que querían. Era como un festival de aullidos, a ver a quién le dolía más su dolor o quién se quejaba más bonito. Los flamenquitos iban ganando de 6 en la prórroga cuando se la pasé a Jimi Floyd y le dije: ''vuela, nena''. Seguía mirando el libreto tan tranquilo, buscando flores entre la basura y encontré a la madre de las canciones para corazones rotos: Ojalá, Silvio Rodríguez. Esa voz es de las más personales y, por tanto, irreproducibles que existen. En ese momento Alberto vino y me dijo: ''¿has visto, tío? De Dylan solo tienen el Blowin' in the wind'', le solté el típico ''¿¿que quéeeee??'' y luego: ''yo a esto le meto fuego''. Seguimos mirando hasta entrar en la peligrosa zona sabinera y terminamos señalando Aves de paso. Y es que al final el karaoke es para corazones rotos, pero todo sirvió de algo, me recordó aquella preciosa canción que rescato aquí:



Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

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