29/10/09

Sufriendo en público

Quiso el destino que encontrara a Roxanne en Londres y digo el destino porque la historia que precede al encuentro es lo más imposible que me ha pasado en la vida. Aquel día comenzó conmigo despertándome en un albergue, rodeado de chicas croatas de mi edad con las que se había hablado y nos llevábamos bien. Un par de bromas y a desayunar un plato combinado de judías, tomate natural, una salchicha, un huevo frito y bacon por 2 libras, esa comida caliente nos ponía las pilas. Hacía sol, así que el objetivo era recorrerse todo Hyde Park. Unas horas después tocó desbandarse: cada uno cogía su metro hacia donde quería para hacer cosas que al resto de nosotros no nos atraían. Yo pasé del metro durante casi todo el viaje, así que me puse a andar rumbo a The Troubadour, un garito donde han tocado los más grandes músicos folk de los 60 y 70. Fui ese día como podía haber ido el anterior o el siguiente, no sabía quién tocaba ni cuándo, ni si se tocaba ese día, ni siquiera sabía si se seguía tocando allí. Tampoco sabía dónde estaba el lugar exactamente, confié en mi instinto y vagué por la ciudad hasta acabar allí. El lugar me dejó impresionado, era el último reducto de la bohemia folk, con todo lo que eso conlleva. No era apariencia, aquel lugar era, por dentro y por fuera, increíble. Estaba medio vacío cuando entré y habían puesto un disco de smooth jazz, el ambiente era perfecto, pero podía escuchar algo más allá de todo aquello y no sabía si era en una habitación contigua o quizá los conciertos se hacían en un local junto al café que también se llamara igual. Los empleados de allí no me dijeron nada cuando vi unas escaleras que llevaban un sótano y las bajé. Me encontré con los ensayos empezando, cada uno de los 5 actos de la noche (artista/grupo) tocaban y hacían pruebas de sonido. Escribí en mi libreta lo que ocurrió a continuación, en tiempo real. Transcribo:

La chica no lo hace mal. Es una cantante baladista, aunque se permite el lujo de juguetear con sus composiciones. Es muy tímida en realidad, no sé cómo ha conseguido subirse a un escenario. También es muy traviesa, cuando canta se vuelve otra persona, se nota que se siente en su elemento. Creía que tendría algo que ver con el cantante anterior, pero se están presentando el uno al otro mientras escribo esto. Menos mal, no me gusta ese tío. Sus letras son realmente pésimas, van de amores rotos descritos desde la pataleta de un niño, mucho rencor y muy poca comprensión, muy ‘‘mira cómo me has dejado, hija de puta’’. No es nada bueno y, sin embargo, se lo tiene muy creído. Se mueve por el escenario como una estrella encumbrada que quiere que se le vea sufrir en público. Viene acompañado por sus padres, creo. Su padre toca el piano por él en algunas canciones. Tiene una buena indumentaria de artista y lanza miradas desafiantes y desconfiadas, creo que se siente amenazado por la situación o algo así. No sé cómo habrá conseguido poder actuar en The Troubadour. Antes que la chica tocará el muchacho y, antes que él, un par de grupos de guitarras, banjos y violines, si se respeta el orden de los ensayos. Me he colado aquí, aún no sé cómo. Ahora me echarán o me harán pagar entrada, no lo sé. Lo único que sé es que hay hamburguesas por casi 10 libras y eso, a menos que sean más grandes que el plato, es un delito federal. A los chicos los acompañan sus familias, son como sus managers, les ofrecen su apoyo, su consejo y la situación no parece violenta. En cierto modo creo que los necesitan, supongo que son un gran apoyo para ellos. Todo el mundo es bastante extraño aquí, pero son agradables. Cuando miran a los demás lanzan sonrisas amables y yo, que no estoy acostumbrado a este trato, he estado lento cada vez que lo han hecho conmigo.

Unas horas después, tocó todo el mundo. Cuando fue el turno de Roxanne de Bastion, me deslumbró completamente con sus canciones. Eran inteligentes y, por encima de todo, eran puras. Salían del alma y eran increíbles. Al final del concierto pasó un chico con un cuaderno de notas diciendo que escribiéramos nuestras direcciones de correo electrónico para Roxanne. Un par de días después de volver a casa, contesté a su e-mail de ‘gracias por venir, etc’ con todo lo que quería decirle. Ella se había ido de casa hace ya 3 años, con su guitarra y una mochila llena de ropa, de Alemania a Inglaterra, sin conocer a nadie por aquí. Buscó una oportunidad durante todo ese tiempo hasta convertirse en la princesa de la escena musical londinense. Cuando la conocí no quedaba ya sitio que se le resistiera, había tocado en todos los garitos increíbles de Camden, etc. Esa noche tocó en un lugar de historia como es The Troubadour, había hecho realidad su sueño con muchísima ilusión, una tremenda fuerza de voluntad y una guitarra acústica. Había grabado hasta un EP, Mono, y su pose al tocar, sus letras, sus melodías, su voz… en realidad su éxito era inevitable. Así que le escribí que me había dejado de piedra y que me había dado fuerzas para seguir tocando, que me había gustado mucho su actuación y que, si seguía expresando lo que llevaba dentro de esa forma tan directa llegaría a donde quisiera.

Hoy me ha contestado. Me ha dicho que le alegré el día, que gracias porque no se esperaba que nadie le mandara un e-mail diciéndole esas cosas, que le he dado muchos ánimos, que siguiera componiendo y que si seguía en Londres.


2 comentarios:

Sugar Free dijo...

Esas cosas solo pueden pasarte a ti!
Necesito que nos pequemos un viaje más pronto que tarde.

Zoográfico dijo...

Cuando quieras/puedas, pase lo que pase no lo vas a poder olvidar en tu vida, está demostrado.