22/3/10

¿Cuándo dejaremos de darnos cabezazos contra la pared por personas que en realidad no son quien estamos buscando?

Les hemos hecho encajar en nuestros sueños quizá porque a veces necesitamos que nuestros sueños estén ocupados por alguien, por quien sea, pero no son la persona que estamos buscando en realidad, lo sabemos y no podemos evitar escondernos esto a nosotros mismos y acercarles a nuestro ideal, conformarnos porque seguramente no encontraremos a nadie que se parezca más a lo que queríamos. Así nos aferramos a su impronta en nuestras mentes, a los buenos momentos compartidos y ocultamos bajo la alfombra al instinto cuando nos abre los ojos. Todo esto también puede ser porque necesitamos huir de una soledad que se volvería dolorosa o por el anhelo de ser comprendidos por quienes no nos comprendieron, quizá porque simplemente nos hace felices que, al final, las cosas nos salgan bien. Hay gente que no tolera su propio fracaso y viven de conseguir lo que se proponen, hay quien necesita encontrar a quien le complete lo antes posible y se precipita y se convence a sí mismo de que por fin encontró lo que buscaba cuando la realidad es que buscar tanto y por tanto tiempo cansa y la persona que tiene delante dista de quien sueña tener delante. Y hay a quien le pasa un poco de todo lo anterior.



Ramona, acércate,
cierra suavemente tus ojos húmedos,
las punzadas de tu tristeza pasarán
a medida que despierten tus sentidos.
Las flores de la ciudad
como el aliento
parecen muertas a veces
y de nada sirve intentar
tratar con lo agonizante,
aunque esto no lo puedo explicar con palabras.

Todavía deseo besar
tus agrietados labios campesinos
y estar cerca de la fuerza de tu piel,
tus movimientos magnéticos aún capturan
los minutos en los que vivo.
Pero a mi corazón le hiere, amor,
ver que intentas ser parte de
un mundo que simplemente no existe,
todo es sólo un sueño, nena,
un vacío, una complot, nena,
que te absorbe haciéndote sentir así.

Puedo ver que tu cabeza
ha sido retorcida y alimentada
con la vana espuma de las palabras,
puedo ver que estás dividida
entre quedarte y volver
de regreso al sur.
Te embaucaron para que pienses
que la meta está al alcance de la mano,
sin embargo no hay quien pueda vencerte,
nadie que pueda derrotarte
salvo la idea de ti misma dolorida.

Te he oído decir
que no eres mejor que nadie
y que nadie es mejor que tú,
si realmente lo crees
sabes que no tienes nada que ganar
y nada que perder.
Desde fijaciones y fuerzas y amigos
surge tu pena
que picándote y tipificándote
te hace pensar
que tienes que ser exactamente igual que ellos.

Te hablaría eternamente
pero pronto mis palabras
se volverían un zumbido sin significado,
en el fondo de mi corazón sé
que no hay ayuda que te pueda prestar.
Todo pasa, todo cambia,
haz solo lo que creas que debes hacer
y quizás algún día,
quien sabe, nena,
acudiré llorando a ti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ole