23/9/10

Teorías Asesinas Vol 6

Hoy casi me tropiezo con un señor por la calle (uuuuy!), pudimos darnos cuenta de que íbamos a chocarnos y paramos nuestro caminar antes de hacerlo. No nos gusta chocarnos con desconocidos (primero invítame a un café), la colisión desencadenaría la reacción nuclear de los átomos de una bomba atómica que arrasaría media ciudad y nadie quiere que eso pase. Sin embargo, los átomos no pueden evitar colisionar cuando se dan esas circunstancias, a veces ocurre que sus trayectorias coinciden de forma que tienden a ocupar el mismo espacio al mismo tiempo... y eso no puede ser. Qué maravilloso sería que, al igual que nosotros corregimos nuestro rumbo para no chocarnos, lo hicieran esos asteroides asesinos que podrían colisionar... ¿qué habría que hacer para conseguirlo? Los cuerpos celestes no tienen conciencia de sí mismos ni capacidad de detener su rumbo o cambiarlo a voluntad, suelen obedecer a la gravedad, que es una fuerza que opera como un campo electromagnético que absorbe lo que hay a su alrededor. Pues bien, la idea clave es inventar algo que invierta la carga de la Tierra, es decir, encontrar la forma de convertir la gravedad que pueda ejercer este planeta sobre el resto de cuerpos celestes de positiva (llamemos así a la fuerza gravitacional que atrae) a negativa (llamemos así a la fuerza gravitacional que repelería, un concepto extraño que recuerda a lo que ocurre cuando los polos iguales se repelen... ¿habría que ''imantar/desimantar'' la Tierra realmente o solo tendríamos que crear la ilusión de aquello mediante satélites orbitando alrededor que recrearan esa especie de campo de fuerza?).
Si se realiza todo esto la Tierra se descolgaría de su órbita, se frenaría, dejaría de obedecer a las leyes gravitacionales que ha seguido siempre en su ecuación eterna y el ser humano sería capaz de dejarla quieta en un punto o moverla un poco para acercarla/alejarla del Sol, así nuestros científicos se tirarían su ratejo calculando cuál es la distancia y lugar de nuestra órbita óptimos para preservar la vida aquí y entonces nos quedaríamos ahí de forma que evitaríamos temperaturas extremas, glaciaciones y cambios climáticos drásticos en la medida de lo posible... podríamos hacer que la temperatura máxima en verano fuera de 30 grados y en invierno la mínima de 15 o algo así, quién sabe.
Ese sería el último paso para salvar a la raza humana de los ciclos de la Tierra, ya que otra glaciación nos mataría... solo quedaría como gran problema los super-volcanes asesinos y tendríamos la perpetuidad garantizada por lo menos hasta que se apague el Sol.

El asunto es jodido: no se trata de que aquello que vaya a impactar contra la Tierra sea repelido en dirección contraria, sí cabría la posibilidad de hacer que cambiara su trayectoria poco a poco hasta pasar de largo a una distancia en la que resultara inofensivo...

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